ARTURO SALDÍVAR Y SU ASALTO A LA CUMBRE

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 Como los toreros de antes, salió a atropellar a las figuras españolas, y puso el listón muy alto en la tarde de inauguración.

El domingo 6 de noviembre, Arturo Saldívar se despachó con la cuchara grande y le sacó el máximo partido a sus toros para conseguir un triunfo que de golpe lo coloca como el triunfador de lo que lleva la temporada grande de la Plaza México cortando al quinto las dos orejas y por si fuera poco, regalo un toro al que le cortó las orejas y el rabo.

Sin duda la mejor tarde de un torero mexicano en los últimos años, ya que convirtió en un auténtico manicomio el tendido de la Plaza México en su corrida de inauguración.

Este joven matador de toros demostró que su paso por España le ha dado una madurez y asentamiento que normalmente viene con los años y el rodaje en los ruedos.

Miembro de Tauromagia Mexicana, supo estar con cabeza clara en el ruedo y no conformándose con las dos orejas que ya le habían garantizado la salida en hombros, decidió regalar un toro cerrando con ello la puerta al también mexicano Diego Silveti para que pudiera regalar un toro.

Arturo Saldívar salió al ruedo aún con la cornada abierta y su quehacer taurino fue un fiel reflejo de carácter y de su decidido asalto a la cumbre del toreo que ya se veía venir desde sus actuaciones en el viejo continente.

Base de su toreo es la ambición y sobre todo la técnica depurada que le permite no afligirse cuando un toro le mira las piernas, se queda muy quieto y manda en el toro, seguro de que es el camino para dentro de poco tiempo poder mandar en el toreo.

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Ya en Aguascalientes le pasó por encima a Sebastián Castella, ahora triunfó por sobre el Maestro Enrique Ponce, dos figuras del toreo consagradas lo cual le da un valor extra a estos dos increíbles triunfos con los cuales logró poner a todos de acuerdo.

Como decían los toreros de antes: “primero yo, después yo, y al último yo”. Eso parece que pensó Arturo Saldívar al decidir regalar un toro más aún cuando ya tenía dos trofeos en la espuerta. No debían quedar dudas, había que apostar todo sabedor de que tenía los argumentos necesarios para salir avante de tan atrevida apuesta.

Al jovencito de Teocaltiche, le precedían duros compromisos de los que había salido triunfador, como aquella tarde de la reaparición del Príncipe de Galapagar José Tomás en Valencia, donde Saldívar salió a hombros y le faltó al respeto a tan imponente torero.

Después, le puso las peras a 25 al torero de más arte en el mundo como lo es Morante de la Puebla el día que este fenómeno le confirmó la alternativa en la Plaza de Las Ventas de Madrid. Ese día Arturo Saldívar nos puso al borde del asiento con aquel toro que parecía traía por cabeza un ventilador, tirando cornadas a diestra y siniestra sin que eso pareciera importarle al torero que verdaderamente nos dio una cátedra de vergüenza torera y una ambición desmedida de llegar a mandar en el toreo.

No hay que perderle de vista, hay que seguirle muy de cerca junto a otros matadores jóvenes que están dando la nota alta y están ilusionando a los aficionados como hace mucho no se veía.

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