miércoles, 19 de marzo de 2014

LA IMPORTANCIA DEL TORO



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Por: Francisco Parra.
El problema más grande por el que atraviesa la fiesta brava en estos momentos, no son los anti taurinos. El problema verdadero son los intereses internos de la misma fiesta que nos han llevado a olvidar que el principal protagonista es el TORO.

Cuando no sale al ruedo EL TORO DE VERDAD, la culpa siempre la carga el ganadero, incluso a veces, suele salir con varios recordatorios del 10 de mayo a cuestas. 

Ahora bien, ¿acaso el ganadero es el único responsable?... 
¡Claro que no! 

Me explico:
Todo empieza con la figura del toreo que pide tales o cuales toros para poderse contratar en un cartel. Luego, da instrucciones al apoderado, y éste las transmite al veedor de toros que trabaja para el torero. El veedor visitará las ganaderías para “buscar” lo que el matador quiere torear y le reportará todo con detalles.

De ahí parte todo. Luego, el ganadero “vende” lo que el matador pide, con tal de que la figura le mate su ganado en tal o cual plaza de “importancia”. 
Después, el empresario tiene que pagar esos “toros” que el torero impuso con tal de darle gusto y que “les haga el favor” de torear en su plaza.

Cuando finalmente los toros llegan a la Plaza, los apoderados de las figuras abordan al Juez de Plaza para que acepte esos “toros” -aunque les falte trapío- porque “son bonitos”, “porque el toro mexicano es pequeño”, etc., y a veces, hasta con la amenaza de que si los rechazan “El Maestro” no torea… 

Si el Juez de Plaza considera que los “toros” no cumplen con el reglamento, se lo notifica al empresario. Entonces los apoderados, toreros y empresario tratarán de “convencer” al Juez de que acepte los toros. Si no lo consiguen y el Juez se mantiene en su postura de rechazar uno o varios toros, entonces alguno de ellos, hace “unas llamadas", y el Juez de Plaza recibe un mensaje del ayuntamiento “pidiéndole amablemente” que acepte los toros, pues parece que siempre será más fácil cambiar un Juez de Plaza que cambiar una corrida de toros.

La Plaza de Toros “Nuevo Progreso” de Guadalajara es un ejemplo a seguir, y por ello se ha convertido en la plaza de toros más seria de América, gracias a un equipo comandado por Alfredo Sahagún que ha trabajado –sin coba- con convicción y ética en favor de la verdad en el toreo.

La presencia del TORO, siempre será el punto de convergencia entre los intereses de los taurinos –toreros y ganaderos-, y los que persiguen los aficionados, que al final, son quienes pagan el espectáculo. 
El empresario es quien tiene que gestionar con talento y llevar a buen puerto los intereses de los involucrados, ya que solo así, su “faena” le podrá representar un triunfo en lo artístico y lo económico. Por eso, cuando lo que sale al ruedo no corresponde a lo que debe ser, el pesado ataúd de la culpa, deben cargarlo los toreros, los ganaderos y los empresarios… en ese orden.

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