domingo, 18 de septiembre de 2011

EL TEMPLE

Por: Francisco Parra Rincón.


"EL TEMPLE" es de suma importancia en las faenas. En el concepto del toreo moderno, nos damos cuenta que hay toreros que piensan en el picador como primera opción para que, por medio del puyazo, el toro pueda templarse en la faena de muleta. Hay otros toreros que prefieren dejarse crudos los toros; estos, confían en el poder de sus avíos guiados por unas muñecas con mando y dejan a su técnica y cabeza fría la posibilidad de templar a los toros y hacer que bajen la velocidad de sus embestidas principalmente sometiendo con un toreo de manos bajas.
Todo comienza con el capote, y pocos son los toreros que se pueden recrear en el toreo de capa al recibir a los toros de salida. Como olvidar a esos poetas del toreo a la verónica, como David Silveti con aquellos lances llenos de drama y sentimiento o Teodoro Gómez, despatarrado en esos lances fundamentales del toreo plenos de ritmo y candencia (por supuesto hay más, pero por cestión de espacio sólo menciono a dos). Actualmente podemos ver a José Tomás y esas verónicas amandiladas deteniendo el tiempo y haciendo difícil de creer la lentitud y ritmo con la que torea con el capote. Y por supuesto, Morante de la Puebla, un mago del toreo a la verónica, un hechizero lleno de arte. Y como olvidar a Rafael de Paula. De los mexicanos actualmente dice mucho Ignacio Garibay con esos lances aterciopelados, llenos de plasticidad y empaque torero.
Ya con la muleta, sin lugar a dudas, el máximo exponente del toreo con poder y sometimiento es Julián López "El Juli". este joven maestro que ya superó las mil corridas de toros a tan corta edad, y ha logrado cautivar a los públicos al dejarse los toros crudos para, con verdad, engancharles adelante y con la muleta muy abajo, torearles largo, templado y profundo, terminando su trazo atrás de la cadera y despedir casi siempre por debajo de la pala del pitón. Estos trazos suelen ser muy estéticos y de gran esfuerzo para el torero cuando lo hace metiendo los riñones y termina por "reventar" a los toros y hacerlos, por obvias razones, que se entreguen al hechizo de la tela roja y disminuyan la velocidad de las embestidas, logrando así, muletazos llenos de plasticidad, arte, poder y profundidad.
José Tomás es otro figurón del toreo que no piensa en los picadores como hacedores primarios del temple.
También suele dejarse los toros casi sin picar para realizar ese toreo dramático, siempre muy quieto y la mayoría de las veces, iniciar sus faenas por alto no importando las condiciones del toro, ya que lo mismo le hace al bueno que al malo, aguanta miradas y parones con una absoluta convicción y una confianza ciega en su técnica y mando. El toreo de José Tomás es único, algunos tratan de imitarle, pero sin la verdad absoluta que el de Galapagar prodiga por todos los ruedos del mundo, y que al final, le convierten en un mandón del toreo, capaz de poner condiciones a las empresas, seguro y convencido que por el momento es el único que garantiza en cualquier plaza del mundo, un lleno de "no hay billetes".
Es una pena que los honorarios tan altos que piden estos dos toreros, hagan muy difícil o prácticamente imposible que los empresarios puedan anunciarles untos en un mismo cartel, ya que la mayoría de las plazas de toros no tienen el aforo necesario para poder soportar una papeleta de esta magnitud. Solo Barcelona hasta el momento ha sido capaz de reunirles, teniendo esa tarde, un saldo a favor de "El Juli".
Aún no está todo dicho, esperemos poder verles anunciados en varias ocasiones más, y gozar de los dos toreros con más poder dentro y fuera del ruedo, también se manda en los escritorios cuando se conforman carteles y se eligen las ganaderías a lidiarse.

Julián López "El Juli" y José Tomás, juntos en la cima, toreros de corte diferente, ambos con raza torera y mandones. Todas las tardes se dejan los toros crudos para dictar una cátedra de temple por la vía del poder, el sometiemiento, con la única finalidad de lograr alentar las embestidas de los astados hasta mostrarse a los ojos de la afición como lo que son: ¡LOS NÚMERO UNO!.

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