viernes, 4 de enero de 2013

‘El Juli’: Veo un futuro inquieto para la fiesta brava.




Por Andres Rivera Mejia.
Julián López, más conocido como ‘El Juli’, es a la tauromaquia lo que Messies al fútbol. Un torero que ha conseguido diferentes distinciones y ha cosechado todos los triunfos posibles, desde salir por la Puerta del Príncipe en Sevilla, hasta irse en hombros de Madrid, sin dejar de lado sus puertas grandes en México, Bogotá, Lima, Quito, entre otras. Que es el máximo triunfo en una tarde de toros. Como anotar tres goles, un hat trick. Se podría decir que triunfó a donde fue.
Desde muy niño se inició su afición por los toros de la mano de su padre -torea desde los nueve años- y aunque es un gran deportista e inclusive ha hecho videos publicitarios para ayudar a su equipo, el Atlético de Madrid, dice que de no haber tomado los trastos, seguramente trabajaría con animales de otra forma.
El diestro español en nuestra charla se mostró preocupado por la actualidad de la fiesta brava. Manifestó su apoyo a los toros en Colombia, en especial en Bogotá. ‘El Juli’ es uno de los toreros más grandes de la década, acostumbrado a presentarse en las primeras plazas del mundo.
Así como es de variado y firme en la arena, lo es en el diálogo. También le echó el capote a un tema que el mismo César Rincón agitó cuando manifestó que prefería torear y no matar al toro. Para ‘El Juli’, el rito debe ser completo y “es una batalla artística donde cualquiera de los dos (toro o torero) pueden morir”.
Ya con 30 años bien toreados y trece de alternativa, López, pausado y sereno, no esquiva ninguna polémica.
La tauromaquia pasa un momento difícil, ¿cómo ha recibido la situación de Bogotá?
Es complicado. Lo que me da pena es que el toreo se ponga en manos de la política. Creo que es del pueblo, de la gente, de la afición, de que cada uno pueda tener la libertad de ir a los toros, verlos, y en el caso de nosotros, los profesionales, poder hacerlo sin ningún tipo de restricción. Igual que pasó en Cataluña, cuando se ponen los toros en manos de la política, entran factores e intereses diferentes a influir.
Pero, ¿no siente que existe un movimiento en contra de la fiesta brava?
Los antitaurinos siempre han estado. Después de lo de Barcelona se ha abierto una ventana que ha hecho que se reflexione sobre el tema y el político, movido por un número de gente e intentando captarlos hacia su partido o su idea, toma esta serie de medidas, que yo no creo justas. El mundo debe trabajar en intentar dar a conocer cómo es el toreo de verdad, lo que significa, porque muchas veces no nos damos cuenta de que el éxito del mensaje antitaurino sería el final de la especie del toro bravo.
Usted ha encabezado un movimiento de toreros que buscan defender sus derechos de imagen (G-10), ¿siente que en el mundo del toro le han dado la espalda?
Ha sido complicado. Era un proyecto mucho más amplio de lo que al final ha quedado. Se consiguieron cosas bonitas como fue lograr que el toreo pasase al ministerio de cultura (en España). Pero la cuestión de los derechos de imagen de los toreros ha sido un fracaso total, pues no hemos sido capaces de llevar el compromiso hasta el final y conseguir lo que queríamos. Entonces en esos aspectos es un poco desilusionante ver que ha quedado desbancado, una vez más, este proyecto, que los toreros vuelven a no ser dueños de su imagen y que esta se negocie sin tenerles en cuenta.
En lo personal, ¿liderar ese movimiento qué tanto le ha costado?
Me ha costado mucho. Confiaba -y confío- en el proyecto. Confiaba, sobretodo, en el compromiso con unos compañeros y para mí la palabra y la lealtad es lo primero. Si esto finaliza cada uno deberá llevar su camino, pero esta es una batalla imposible de ganar por un torero sólo, mientras que en conjunto lo hubiéramos podido conseguir. Desgraciadamente creo que se ha quedado en agua de borrajas”.
¿Quedarse por fuera de Madrid y Sevilla en el 2012 se debió a liderar ese proyecto y qué pasará este año, donde también se ha quedado fuera?
Lo que ha primado es que en estas ferias del 2012 muchos toreros salieron perjudicados con esto (no poder torear) y creo que no se ha respetado (el compromiso de no asistir). El año pasado fue difícil y en estas primeras ferias la batalla fue dura. Las consecuencias para algunos, en especial para Miguel Ángel Perera y para mí, fueron fuertes y no consideraba ético volver como si no hubiera pasado nada en este 2013.
¿Qué futuro le ve a la fiesta Brava?
Le veo un futuro inquieto en muchos aspectos. Creo que debemos cambiar y evolucionar muchas cosas. Taurinamente para mí es un momento incongruente porque me siento a tope artísticamente pero no puedo reflejarlo en algunas plazas por un compromiso con unos compañeros. Pero creo que hay toreros, que hay toros, y se debe intentar es ampliar la visión del toreo, modernizarla, actualizarla, atraer a la gente joven, informar bien lo que significa el mundo del toreo. Hay bastante trabajo por hacer.
Cuando habla de modernizar y hacer cambios, ¿está de acuerdo con las palabras de César Rincón que causaron polémica sobre la no muerte del toro?
Yo no estoy de acuerdo con la lidia incompleta. Para mí el toreo es un rito que empieza por jugarse la vida el toro con el torero y es una batalla artística donde cualquiera de los dos puede morir. El toro es un animal que está hecho para este espectáculo, para este arte, para esta cultura, y yo ese aspecto no lo cambiaría. Sí lo haría en la organización, en la información, en la difusión y modernizaría otros aspectos. En lo que respecta a toro y torero no, pues es así como se emociona al público y el que siente el toreo, lo siente así.
Alguien como usted de quien se podría decir lo ha conseguido todo, ¿qué metas tiene o qué lo emociona?
Creo que en el toreo nunca se logra todo. No tengo ninguna ambición numérica en mi profesión pero sí una gran inquietud artística con mi carrera. Creo que se puede torear mejor, que el toro puede evolucionar, pero sobretodo, creo que puedo sentirme, expresarme. Como todos los artistas, somos unos privilegiados, aunque es un precio caro porque te juegas la vida pero a mí me compensa.
Pero se dice que ustedes, las figuras, en especial cuando vienen a América, piden un tipo de toro más pequeño, con menos peligro…
Es el eterno debate. Yo creo que el toro que torean las figuras tiene mayores posibilidades para que el público disfrute y para que se haga el toreo. Lo que pasa es que sobre este aspecto hay demasiada demagogia. El día de las figuras la expectación es mayor y el fracaso puntúa doble. Pero, partiendo de la base de que nos podemos equivocar, la apuesta de los toreros es que el espectáculo sea bueno porque lo que nos interesa es que la gente vuelva a querer ir a vernos en la plaza.
En caso de que se pudiera armar la temporada en Bogotá, ¿usted cuadraría todo en un día y vendría?
Por supuesto. No me cabe ninguna duda de que apoyar a Bogotá está por delante de cualquier aspecto taurino. En noviembre hice un viaje relámpago para apoyar una idea de Luis Bolívar y hablamos con el presidente Santos. Y para torear, sí, siempre y cuando estuviera bien hecho. Creo que Colombia tiene que alzar la voz por la libertad, porque por encima de todas las ideologías, gustos o creencias, está la libertad de que cada uno pueda ejercer su profesión y disfrutar de lo que le gusta. Mucha gente que vive de esto lo necesita. Acabar la fiesta sería acabar con el toro.
‘Él Juli’ salió a hombros en su última visita a Bogotá. Celebró su triunfo como si fuera el primero.

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