No es lo mismo el espectador que el
aficionado.
MVZ. Carlos Alberto Vega Pérez.
Médico Veterinario Zootecnista del
departamento de espectáculos del municipio de Querétaro.
En una corrida de toros, se distingue muy claramente del
espectador o villamelón, al aficionado, aunque en determinados casos, el
espectador tiene afición y va a muchísimos festejos, pero carece totalmente de
los más elementales conocimientos de tauromaquia. El verdadero aficionado, es
el que conoce los pormenores de la Fiesta Brava.
Existen tres tipos de aficionados a la tauromaquia,
según el gran diccionario taurómaco español de Sánchez Neira.
1.- Los espectadores que se llaman a ellos mismos
aficionados, solo porque continuamente van a las corridas de toros, pero que no
observan y no entienden lo que ven. Para ellos, todas las suertes son iguales y
se van con la finta de un buen pase o lance aislado, o pegado por casualidad,
que del modo con que se ejecuta la suerte. No aprecian las condiciones del
ganado porque no lo conocen y no reconocen las cualidades de un buen torero, si
no llevan el sello de la temeridad en su ejecución. Aplauden mas al torero que
salta, corre, va y viene por el ruedo sin ton ni son, que al diestro que
inteligentemente se para y siempre esta puesto en su sitio; y él mismo, se
divierte mas poniendo atención a un grito del tendido, a un silbido contra el
juez de plaza, o unas faldas o unos jeans entallados y a la borrachera que trae
con sus amigos que solo quieren oír música para alegrar el momento, que a la
ejecución de la mejor de las suertes del arte taurino que derrocha el diestro
en esos momentos. A estos espectadores se les llama comúnmente VILLAMELONES.
2.- Existe otra clase de aficionados que saben lo que
ven, pero a quienes domina la pasión y emplean sus conocimientos en elogiar
constantemente a un determinado torero, en todo y por todo lo que hace y deja
de hacer en el ruedo; y aunque alguna
vez cometa un error, censuran a otro diestro que pueda estar mejor esa tarde o
rayando en la perfección.
A unos y otros, se les conoce con facilidad en los
tendidos, porque son muy notorios.
3.- Por último, hay aunque muy contados en las plazas
de toros, los aficionados inteligentes, quienes a fuerza de ver año tras año
todas las corridas de toros, conocen muy bien las condiciones e inclinación de
los astados, la lidia que requieren y las cualidades y virtudes de cada uno de
los alternantes en un festejo; además, son los que menos gritan y se hacen
notar, porque respetan al matador en su quehacer torero y saben lo que una
distracción puede acarrearle a un torero.
Ser un verdadero aficionado inteligente es muy difícil
y requiere no solamente del conocimiento de todas las suertes y reglamentos
taurinos; requiere también de un profundo conocimiento del toro bravo, dentro y
fuera del ruedo; esta es la única circunstancia que permite valorar la lidia
del burel durante un festejo taurino.
En proporción, en una plaza de toros durante un
festejo taurino, el 70% de los asistentes son villamelones, el 27% aficionados
y solamente el 3% restante, son aficionados inteligentes… ¿En cual grupo está usted amable aficionado?
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