EDITORIAL REVISTA JUNIO 2011
Hace pocos días se dio el milagro en Sevilla. José María Manzanares fue capaz de realizar una gran faena que fue coronada con la gloria del indulto.
Un indulto que, como siempre, desata la polémica. Y como cada cabeza es un mundo… pues ya se imaginará amigo lector, la cantidad de cosas que se pueden escuchar o leer en los medios, y todo en función de si fue merecido o fue un premio excesivo. Carne para los leones que viven del protagonismo obscuro y sin sentido, de los que solo así, se dejan ver en este mundo de sol y sombra.
Afortunadamente, se entrevistó al ganadero y habló públicamente ante los micrófonos, de un profundo agradecimiento al Matador por su noble gesto de querer compartir el triunfo con el toro y la ganadería al buscar que se le perdonara la vida al noble astado.
En esta ocasión no quiero hablar de la faena. Ya que los hechos hablan por sí mismos al ser el primer toro indultado en la historia de La Real Maestranza, puesto que, solo un novillo lo había conseguido antes en este mismo coso.
Por lo anterior, me gustaría más hablar de cómo los comentarios positivos, siempre harán que la fiesta, y sus verdaderos protagonistas alcancen alturas insospechadas. Porque no debemos olvidar nunca que los protagonistas principales son: El Toro, El Torero y El Público que paga un boleto.
Hubiera sido sencillo para el ganadero, aprovechar las cámaras para hablar de las múltiples cualidades del toro y, sin embargo, prefirió tener la cortesía con el Matador al mostrarle su agradecimiento por no haber empuñado el estoque e intentar la suerte de matar, buscando con ello, las orejas y quizá hasta el rabo. Por el contrario, y siendo un estoqueador tan certero, buscó la gloria para el toro y la ganadería sin importarle la serie de críticas que le harían los periodistas tratando de encaminar los comentarios a un posible miedo de pinchar al toro y perder los trofeos.
Pero bueno, ya estamos acostumbrados en México a que se señale más lo negativo que lo positivo, incluso los mismos comentaristas de televisión hablan de lo que deberían hacer los toreros en el ruedo y se pone en tela de juicio, si el torero merecía o no el premio que le otorgó el Juez, luego, si el toro era o no de arrastre lento, si al torero le faltó o no cruzarse, juzgando lo que estamos viendo en pantalla, siendo críticos más que comentaristas.
Así… así no se puede esperar que se formen nuevos aficionados cuando los que están comentando las corridas no tienen la más mínima cortesía con los protagonistas y después nos quejamos de que las plazas de toros están vacías.
La polémica siempre existirá en el toreo, pero da gusto escuchar a un Emilio Muñoz con sus comentarios TOREROS que sirven para engrandecer nuestra fiesta, llenando de aroma los oídos de los que tenemos la suerte de seguir las transmisiones de las corridas españolas.
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