COLORES DEL TOREO
ISBN 13:
978-84-7290-610-5
28 X 23 cm
Ilustrado a color con fotografías de Juan Pelegrín
Con prólogo en español y francés de François Zumbiehl.
Diseñado por Pere Celma 224 págs. Edición: 2013 P.V.P.: 35.00 €
PRÓLOGO
Lo confieso: como muchos aficionados que se consideran enterados, durante mucho tiempo he creído
que no había que prestar mayor atención a los trajes y a sus colores, sino que había que concentrarla
en lo fundamental, lo que no salta a la vista pero que se resuelve en términos de masas y de siluetas
enmarañadas, en el ritual de los pases y en la armonía íntima del temple (y ocurre esto porque seguimos
soñando con la imagen del cuerpo desnudo de Belmonte toreando en la noche de Tablada). Pero
este libro llega en el momento oportuno para demostrarnos que nada es secundario en la fiesta, porque
todo está cargado de historia y de sentido, empezando por el traje y sus adornos que dan cuenta a
su manera de la liturgia taurina. Al detallar todos los elementos que los componen, al recordar su origen
y los términos exactos que les corresponden, Paco Delgado, orfebre en la materia, no solamente
enriquece nuestros conocimientos, demasiadas veces rudimentarios, sino que nos proporciona claves
de lectura cuya agudeza es suficiente para convencernos de que los “accesorios” son parte de lo esencial.
En primer lugar se halla la clave que se refiere a la evolución del tiempo y del estatuto social: el traje
de los toreros era, en principio, el mismo del pueblo del que formaban parte, pero poco a poco fue
distinguiéndose del de la masa, recuperando las hebras de plata y oro de la nobleza suplantada en la
arena, así como las hombreras recuerdan a las que remataban la armadura de los caballeros. Además,
la vestimenta consagra su singularidad como oficiantes de un rito que se sitúa más allá de la sociedad
y de la vida corriente. El autor recurre también a la interpretación antropológica. Por ejemplo, observa
con tino que el carácter ajustado de la taleguilla resalta los atributos masculinos, con lo que denota
el dominio del hombre sobre la bestia, pero que, por el contrario, la montera, debido a su color y consistencia,
acerca curiosamente al matador y a su adversario, con lo que se establece una sutil metáfora
del Minotauro. Señala también que algunos adornos -espiga o espiguilla- o algunos motivos que decoran
el traje o el capote de paseo se remiten al mundo vegetal o religioso, con lo que invocan a la
vez el impulso vital y el poder de quien lo supera. Por último, se detiene en la palestra de los colores
que exhiben los trajes de luces, en los términos que les suelen definir y en el poder de atracción o
repulsión que ejercen en unos u otros toreros: rosas y lilas, curiosamente femeninos en este contexto,
verde y morado nazareno -inquietantes para algunos-, bordados negro azabache que, llevados por los
matadores, reivindican su condición de artistas…
El inmenso Pepe Luis Vázquez sostenía que el mayor reto para el valor de un torero era el de soportar
la visión del traje de luces sobre la silla, antes de la corrida. De hecho, al leer el revelador texto de
Paco Delgado, ilustrado por las magníficas fotos de Juan Pelegrín, se comprende que ese traje aísla al
hombre y lo refuerza en cierta manera ante su lidia frente al toro y a la multitud, pero también le revela
en su personalidad más íntima.
François Zumbiehl
I N D I C E
Prólogo de François Zumbiehl
Introducción
Historia y evolución del traje de torear
La reforma de Costillares
La aportación de Paquiro
La montera, un toque de distinción
El traje de luces, hoy
El traje de picadores y rejoneadores
Bordados: lujo y esplendor
Modas, manías y supersticiones
Trajes con historia
Breve teoría del color
Naturaleza del color
Visión del color
El nombre del color
Los colores de los trajes de torear
Color rojo
Color Naranja
Color Amarillo
Color Verde
Color Azul
Color Violeta
Color Marrón
Del blanco al negro
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